7º. Traer vivo a Tirinto al toro de Creta. El rey Minos de Creta había prometido a Poseidón sacrificarle lo primero que saliese del
mar, pretextando que no tenía nada digno que ofrecerle. Poseidón hizo salir del mar un
toro de gran belleza; admirado Minos lo mezcló con su manada y sacrificó al dios otro
toro. Poseidón, al verse engañado, enloqueció al toro; así desolaba la isla. Hércules
tomó el trabajo de domar al animal e incluso fue ayudado por el propio rey Minos; a su
tío Euristeo no le impresionó tanto la belleza del toro y lo soltó; llegó a Maratón, en el
Ática, donde devastaba toda la región hasta que Teseo logró domarlo de nuevo.
8º. Conducir hasta el Peloponeso a las yeguas de Diomedes. Diomedes, hijo de Ares, rey de la Tracia, poseía unos caballos (yeguas, según otras versiones) fieros y vigorosos de tal modo que debían estar atados con cadenas de hierro a los pesebres; tan fieros que comían incluso carne humana, de los cadáveres de los náufragos que llegaban a las costas y de los extranjeros que entraban en su ciudad. Hércules lo primero que hizo fue matar al propio Diomedes y echárselo de comida a los caballos, que, saciados, pudieron fácilmente ser cogidos. En el camino, al volver a tener hambre, devoraron a Abdero, compañero de Hércules en esta aventura. Luego logró dominarlas de nuevo y llevarlas a Micenas. Euristeo se los consagró a Hera/Juno. Tuvieron una larga descendencia, tanto que el propio Alejandro Magno montó aún un caballo de aquella raza. Tras este trabajo, Hércules se embarcó con Jasón en dirección a la Cólquida, en Asia Menor, al este del Ponto Euxino, en busca del vellocino de oro.
9º. Conseguir el cinturón de Hipólita. Euristeo quería el cinturón de la amazona Hipólita como regalo para su hija. Las amazonas habitaban en la región del Ponto y formaban un numeroso pueblo de mujeres; de sus hijos sólo criaban a las mujeres. Hércules fue recibido por la reina que se lo prometió impresionada por su noble aspecto. Pero Hera difundió el rumor de que un extranjero iba a raptar a la reina y todas las amazonas atacaron. Hércules las va venciendo una a una hasta conseguir coger prisionera a Alcipe, la capitana del ejército; entonces Hipólita le entregó el cinturón como rescate. De regreso de esta aventura liberó a Hesíone, hija de Laomedonte, rey de Troya, de las fauces de un monstruo marino, que se la había tragado por no haber cumplido la promesa a Poseidón de sacrificarla en su honor, ya que no le había pagado la ayuda de la construcción de los muros de Troya. Hércules se lanzó dentro de las fauces del animal y la rescató. Laomedonte no le pagó nada; Hércules marchó muy enfadado.
10º. Traer a Grecia los rebaños del gigante Gerión. En Gádira (Cádiz?) vivía Gerión, gigante de dos cuerpos y tres cabezas, seis brazos y seis piernas; era dueño de una manada de hermosos bueyes, guardados por otro gigante y un perro bicéfalo. Hércules mata al pastor y luego a Gerión, y luego conduce los bueyes hacia Tirinto. Cansado del viaje, al llegar a Italia se paró a dormir junto al Tíber. Un célebre pastor, llamado Caco, le robó siete bueyes. Hércules buscó en las cuevas próximas, pero las huellas del ganado iban en sentido contrario, pues Caco había guiado los bueyes cogiéndolos por la cola. Los mugidos de los bueyes le sirvieron de pista. Recuperó su ganado y dio muerte a Caco.
8º. Conducir hasta el Peloponeso a las yeguas de Diomedes. Diomedes, hijo de Ares, rey de la Tracia, poseía unos caballos (yeguas, según otras versiones) fieros y vigorosos de tal modo que debían estar atados con cadenas de hierro a los pesebres; tan fieros que comían incluso carne humana, de los cadáveres de los náufragos que llegaban a las costas y de los extranjeros que entraban en su ciudad. Hércules lo primero que hizo fue matar al propio Diomedes y echárselo de comida a los caballos, que, saciados, pudieron fácilmente ser cogidos. En el camino, al volver a tener hambre, devoraron a Abdero, compañero de Hércules en esta aventura. Luego logró dominarlas de nuevo y llevarlas a Micenas. Euristeo se los consagró a Hera/Juno. Tuvieron una larga descendencia, tanto que el propio Alejandro Magno montó aún un caballo de aquella raza. Tras este trabajo, Hércules se embarcó con Jasón en dirección a la Cólquida, en Asia Menor, al este del Ponto Euxino, en busca del vellocino de oro.
9º. Conseguir el cinturón de Hipólita. Euristeo quería el cinturón de la amazona Hipólita como regalo para su hija. Las amazonas habitaban en la región del Ponto y formaban un numeroso pueblo de mujeres; de sus hijos sólo criaban a las mujeres. Hércules fue recibido por la reina que se lo prometió impresionada por su noble aspecto. Pero Hera difundió el rumor de que un extranjero iba a raptar a la reina y todas las amazonas atacaron. Hércules las va venciendo una a una hasta conseguir coger prisionera a Alcipe, la capitana del ejército; entonces Hipólita le entregó el cinturón como rescate. De regreso de esta aventura liberó a Hesíone, hija de Laomedonte, rey de Troya, de las fauces de un monstruo marino, que se la había tragado por no haber cumplido la promesa a Poseidón de sacrificarla en su honor, ya que no le había pagado la ayuda de la construcción de los muros de Troya. Hércules se lanzó dentro de las fauces del animal y la rescató. Laomedonte no le pagó nada; Hércules marchó muy enfadado.
10º. Traer a Grecia los rebaños del gigante Gerión. En Gádira (Cádiz?) vivía Gerión, gigante de dos cuerpos y tres cabezas, seis brazos y seis piernas; era dueño de una manada de hermosos bueyes, guardados por otro gigante y un perro bicéfalo. Hércules mata al pastor y luego a Gerión, y luego conduce los bueyes hacia Tirinto. Cansado del viaje, al llegar a Italia se paró a dormir junto al Tíber. Un célebre pastor, llamado Caco, le robó siete bueyes. Hércules buscó en las cuevas próximas, pero las huellas del ganado iban en sentido contrario, pues Caco había guiado los bueyes cogiéndolos por la cola. Los mugidos de los bueyes le sirvieron de pista. Recuperó su ganado y dio muerte a Caco.
11º. Conseguir varias manzanas del jardín de las Hespérides. Con motivo de las bodas de Zeus y Hera, Gea plantó en la costa occidental del Océano
un jardín con manzanas de oro. Cuatro doncellas, llamadas Hespérides, lo cuidaban con
la ayuda de un dragón de cien cabezas (Ladón). No se sabía dónde estaba dicho jardín.
Hércules obliga al viejo hombre del mar, Nereo, a que le indique el camino. Al pasar
por Libia se enfrenta a Anteo, hijo de la tierra, y lo vence. Vence a los pigmeos
(cércopes, según versiones, dos hermanos bufones y ladrones; Hércules los cogió como
a dos cabritos y los llevó a vender al mercado; aunque le hicieron gracia y los soltó) que
le robaron las armas mientras dormía. Prosiguiendo su camino libera a Prometeo que
estaba encadenado en el Cáucaso; éste le enseña el camino. Para llegar al Atlántico
abrió el estrecho entre Europa y África; (Columnas de Hércules: Abila y Calpe).
Prometeo le había aconsejado que entrase él a robar las manzanas; por ello hizo un
pacto con Atlante; le sostuvo la bola del mundo mientras fue a robarlas; pero Atlante no
quería volver a cargar con semejante peso. Hércules acudió a la astucia de la
almohadilla. Y así logró deshacerse de la carga. Euristeo no quiso coger las manzanas,
pues sólo quería desembarazarse de Hércules; éste las depositó en el altar de Atenea,
que las devolvió al Jardín de las Hespérides.
12º. Bajar a los infiernos y domar al can Cerbero.
El can Cerbero, el perro de los Infiernos, era un monstruo de tres cabezas de las que
manaba una repugnante baba; tenía cola de dragón de la que salían formas de serpientes.
Sin más protección que su piel de león y sus flechas sin compañeros descendió a las
mansiones de Plutón/ Hades. Vio a su amigo Teseo, a Meleagro, hermano de su esposa
Deyanira; Hércules quiso recuperar a su amigo y traerlo al reino de los vivos, pero la
tierra tembló al intentarlo. Plutón quiso impedirle la entrada; Hércules le disparó una
flecha y le hirió en un hombro; el dios comprendió el sufrimiento humano y accedió a
dejarle llevar a cabo su empresa con la condición de no emplear más que sus manos. Lo
cogió por el cuello y logró reducirlo; al salir a la luz el can Cerbero, desacostumbrado a ello, empezó a echar baba, de la que brotó el acónito, planta venenosa. Cuando llevó el
monstruo a su tío Euristeo, éste comprendió que no podría librarse del odiado hijo de
Zeus. Hércules volvió al Hades a restituir el Cancerbero a su dueño.
Muerte de Hércules. Hércules estaba casado con Deyanira, hija de Eneo, rey de Calidón; es hermana de
Meleagro. El centauro Niso, a quien Hércules había matado con sus flechas por haber
querido abusar de Deyanira, antes de morir le había dado una droga en la que entraba
sangre suya envenenada, (las flechas de Hércules estaban contagiadas con la sangre de
la hidra de Lerna), diciéndole que se trataba de un filtro amoroso, por si alguna vez su
marido le era infiel o dejaba de amarla. Cuando Hércules se enamoró de Yole,
Deyanira, movida por los celos, le envió una túnica teñida con la droga; Hércules sintió
un dolor horrible y decidió morir. Preparó una pira y su cuerpo quedó reducido a
cenizas. El lugar de su muerte era la ribera del río Traquis, río que da sus aguas cálidas a
las Termópilas, lugar así llamado por sus aguas termales. La obra Traquimias de
Sófocles, recoge los episodios de la muerte y glorificación de Hércules. Griegos y
romanos le tuvieron en el número de sus dioses. El emperador Cómodo se revistió con
los atributos de Hércules en su divinización. Ya entre los dioses Hera/Juno le reconoció
como hijo. La leyenda le atribuye más de setenta hijos.
(Fuente: CONTRERAS, Alejandro J. - SÁNCHEZ, Piedad (2012): La Guerra de Troya, Editorial Laberinto, págs. 96-97)
(Fuente: CONTRERAS, Alejandro J. - SÁNCHEZ, Piedad (2012): La Guerra de Troya, Editorial Laberinto, págs. 96-97)
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